viernes, 25 de febrero de 2011

Las penas del joven Werther (1774)




Obra perteneciente al preludio del Romanticismo alemán, el movimiento “Sturnm und Drang”.  El “Sturnm und Drang” movimiento principalmente literario, que en español quiere decir “Fuerza e ímpetu” desafía los convencionalismos del racionalismo y de la Ilustración en la Alemania del siglo XVIII, abriendo la puerta a las manifestaciones más profundas  y pasionales de estos autores en una sociedad en la que el uso de la razón y el empirismo reinaban.
 Escrita por  Johann Wolfgang von Goethe, Werther es una obra semiepistolar, en primera persona (existe una parte en tercera persona, con fragmentos de cartas que el joven Werther dejó).

Johann Wolfgang von Goethe


Las cartas que componen la obra (cada una de ellas fechada) van dirigidas a Guillermo, personaje del que no se menciona prácticamente nada en la obra, pero que se deduce que se trata de una amistad o incluso podemos interpretarlo como que se trata solo de una manera mediante la cual el tortuoso Werther ordenaba sus pensamientos y emociones.
Werther era un joven entusiasta, que gustaba de viajar a diferentes lugares y disfrutar de sus parajes. En la obra podemos ver como nuestro protagonista, que era un artista, describía de una manera casi pictórica los paisajes que el mismo observaba a su paso, sintiéndose en total armonía con la Naturaleza. Disfrutaba de cada pequeño detalle de la vida, gustaba de relacionarse con el mismísimo desconocido y hacer gala de su gentileza. Era una persona abierta, libre y despreocupada.
Pero todo ello cambió al llegar a Walheim, allí invitado a un baile conoció a Carlota. De ella ya escuchó que estaba prometida y  le advirtieron de no caer bajo su yugo. En ese momento el joven no tomó importancia a ese comentario, pero aquello conformó el preludio de su propia fatalidad. Werther cayó profundamente enamorado de Carlota. Poco a poco la relación fue haciéndose más estrecha. Él la visitaba a su casa y la escuchaba tocar música, jugaba con sus hermanos pequeños, daban largos paseos bajo la luna, (los cuales quedaron a cargo de Carlota tras la muerte de su madre) e incluso entabló una profunda amistad con Alberto, su prometido, el cual poseía fama de hombre recto, trabajador y admirado por Carlota y su madre fallecida.

 

Sin embargo, a medida que el amor que Werther sentía por Carlota se hacía más profundo, aumentaba su hastío por no tenerla. Por ello decidió estar una temporada fuera y alejarse de aquella familia feliz. Trabajó para diversas personas, en primer lugar para un perfeccionista  embajador de la Corte. Conoció personas a las que llegó a apreciar, a un conde y a una señorita (no figura su nombre) llamada B. Sin embargo, la situación con el embajador y la poca acogida en la corte hacen que Werther vuelva a emprender viaje, dejando patente su añoranza por la mujer que conquistó su corazón, Carlota.
Sus posteriores viajes le llevaron a un encuentro nostálgico con su lugar de nacimiento, y a la convivencia con un príncipe, que a pesar de tener un buen carácter y ser una persona de diálogo, el autor recalca que aprovechaba la mínima conversación para dejar caer algún que otro tecnicismo. En esto último podemos ver lo que introducíamos al principio, en el primer párrafo, en una sociedad gobernada por la razón, los sentimientos quedan relegados a un segundo plano, y Werther, ser pasional donde los haya, no comparte esa visión del mundo. Finalmente decide volver a Walheim. La aparición del príncipe en el libro, me parece la muestra más fehaciente del impacto de la obra sobre la sociedad de la época.
De nuevo allí, comenzó la verdadera tortura. La relación con Alberto comenzó a deteriorarse. Las muestras de cariño de Werther hacia Carlota comenzaron a ser objeto de incomodidades en el matrimonio. Estas incomodidades llevaron a Carlota, a aconsejar a Werther que redujera sus visitas, pero que volviera para Nochebuena.
En esta parte de la obra especialmente comenzamos a  ver la metamorfosis radical, Werther aquel joven risueño sin preocupaciones se había convertido en un esclavo de sus pasiones, su amor por Carlota se había convertido en su vida y en su obsesión. Comprendió que esa situación era insostenible estaba enormemente torturado, su carácter estaba cambiando, su entorno estaba cambiando…Esta es una de las cosas que más admiro de esta obra, como Werther describe el paisaje de Walheim al comienzo de la obra, los tilos cerca de la parroquia, los chicos que jugaban cerca…y como finalmente presencia la tala de los tilos, como las inundaciones depauperan el paisaje…El entorno es fiel reflejo del estado de ánimo del protagonista.

Argumentalmente ceso de describir la trama por si alguien que este leyendo este artículo queda interesado en leer la obra. Paso a comentar el estilo y las influencias.
Cosas a admirar de esta obra…como indicaba antes las descripciones son fundamentales, reflejo del estado de ánimo del protagonista.
Importante también las variadas reseñas al comportamiento hipócrita y formalista de la época, Werther era un personaje muy ardiente y mantenía conversaciones incluso con el propio Alberto, en las que éste mantenía una actitud recta y conservadora dejando a Werther de pasional y pecaminoso.  Hablo de la conversación que mantenían observando las armas de Alberto, en las que Werther planteaba la tesitura de una persona que decidiera acabar con su vida por su sufrimiento. 
Me gusta también del libro, la redacción en forma de cartas, en las que se reflejaba perfectamente los días en los que dado la brevedad del relato habían pasado monotemáticos y ausentes de argumento alguno y aquellos que pasaban densos dejándole huella, a veces incluso relataba varias cartas en la misma fecha, eso también deja un poco entrever que la intención más que para un destinatario era para el mismo. Es muy bonito como cuando el flechazo por Carlota era patente y le ocurría algo que quedaba en su mente grabado a fuego, lo relataba en sus cartas y después volví a escribir otro relato recreándose en tal hecho, me pareció un claro reflejo de las emociones humanas.

El libro está dividió claramente, la primera parte como hemos indicado antes es muy diferente al resto de obra, Werther es libre de cualquier desmesurada pasión y disfruta de la vida. Otra parte en la que conoce a Carlota y surge el “monotema” esto es importante porque como he indicado antes, si algo me ha gustado de esta obra es su fidelidad a la hora de retratar emociones humanas, cuando nos enamoramos, nos volvemos monotemáticos, nuestra vida gira en torno a ese ser ansiado, cualquier hecho relacionado con ese ser es un mundo para nosotros, cualquier gesto que nos dedique (lo podemos ver en la cinta que Carlota da a Werther, un detalle para ella seguramente sin importancia, para él una reliquia) inunda nuestra mente durante horas. La última parte de la obra es la decadencia de Werther al no ver satisfecho su deseo, es la más triste sin embargo a mí es la que más me gusta, en completa antítesis con lo anteriormente leído al comienzo del libro. El propio personaje cambia, los entornos, las personas de su alrededor…
Denotar también la exaltación del valor de los diálogos, en esta obra hay pocos, contados ya que como hemos indicado, la obra se narra en forma de carta. Sin embargo a pesar de su escasez (precisamente esto los enfatiza) debido a la profundidad de los mismos y su peso con respecto a la historia (ya que te esbozan un poco el devenir de la historia y el funcionamiento de la mente de los personajes) son dignos de leer lentamente e incluso varias veces.
                                         
Con respecto al impacto que esta obra generó en la sociedad y la cultura de la época, decir que desencadenó el suicidio de aproximadamente un millar de personas en toda Europa, además de un fenómeno en la moda, los jóvenes querían vestir como Werther (lo he considerado un dato interesante porque actualmente nos pasa lo mismo con nuestra industria de Hollywood y por aquella época ese modus operandi, ya se llevaba a cabo). La obra supuso una revolución con respecto a las escritas anteriormente, incluso hubo autores que se ofrecieron a realizar otra versión más optimista del triste destino de Werther, al observar tamaña desdicha y mal ejemplo de conducta.
                                              

Otro aspecto curioso de la obra es que es relativamente autobiográfica. Basada en una historia de amor del propio Goethe. Sí, Carlota existió, aunque la trama no se desarrolló enteramente como en el libro, ni mucho menos.
Antes de cerrar la revisión, querían indicar que hay un aspecto de esta obra que no termina de encajarme pero que supongo que forma parte de la psique del propio autor. Indudablemente los pasajes de mitología irlandesa guardan cierta relación con la trágica historia, hablando de sentimientos contrarios, pasiones…sin embargo considero que no son muy finos, me parece simplemente una expresión estética de la obra, tratas de profundizar en lo leído pero es solo lo que se ve en la superficie.
Concluyo recomendando esta obra, es cortita y ligera de leer, no apta para personas que estén pasando por un mal momento de su vida por sus tienes melancólicos.








2 comentarios:

  1. Saludos de un Werther femenino (aún vivo ;-)

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  2. Todos hemos sido un poco Werther en algún momento de nuestras vidas, recreándonos en el dramatismo del desamor y encumbrando personas en nuestras vidas...Te doy mis ánimos si se trata de un caso personal y mi gratitud por tu comentario Madame Bovary :)

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